Necrópolis
Una necrópolis es lo que se llama a un cementerio o lugar de entierro para las personas. Los romanos hacían entierros de distintas formas, entre ellas inhumaciones y cremaciones. Normalmente, las necrópolis se encuentran a las afueras de las ciudades porque no se consideraba apropiado tener entierros dentro de las ciudades.
Estos inmensos cementerios podían llegar a ser espectaculares ciudades muertas, con entramados caminos que servían para recorrer las diferentes tumbas. En época romana eran muy apreciadas, incluso llegaban a ser una parte fundamental en la vida de los ciudadanos, ya que significaba el vivir tras la muerte, es decir, los romanos creían que mientras existiera la memoria de su historia seguirían vivos. Esto hacía que las necrópolis adquirieran importancia y que con frecuencia se visitaran las tumbas, para segur manteniendo la memoria del difunto.

Después de que se abandonaran las termas, se empezaron a usar como necrópolis, alrededor del s. III o IV d. C. De acuerdo con la arqueóloga Ma. A. Antoñanzas, las termas no fueron usadas como lugar de entrenamiento por un tiempo demasiado prolongado, cosa que es evidente por la no superposición de niveles de enterramiento y la no reutilización de las tumbas.